domingo, 28 de diciembre de 2014

Perfecto

     Busco la perfección. Busco las palabras que dichas en el orden correcto formen la verdad absoluta que gira en torno a mi vida, o a la vida en general.
     Quizá ya lo he hecho... "Busco la perfección". No hay manera más perfecta de demostrar inocencia e ignorancia al mismo tiempo. "Busco la perfección"... ¿acaso se puede buscar algo intangible? O peor aún, ¿algo desconocido?
     Busco la perfección para llegar lo más lejos posible en esta vida, pero, ¿quién decide qué es lejos y qué es cerca? ¿Quién decide sino yo, lo que es perfecto?
Busco la perfección en cada cosa que hago, en cada cosa que digo. Una frase mal enviada y se generará el caos, pero admito que soy imperfecto... No soy perfecto, ¿verdad? Me canso, necesito respirar, alimentarme, dormir, cometo errores, y un largo etcétera. 
     Pero, por otro lado, ¿qué hay más perfecto que el ser humano? ¿Qué hay más perfecto que yo, que me sé humano pensante? Quizá sólo exista yo en este mundo: Una mente imperfecta en un mundo imperfecto perfectamente construidos.


domingo, 14 de diciembre de 2014

Busco la calma


Puede que llegue tarde a mi cita conmigo mismo. Los problemas de la mente, dicen, que es lo que tiene el cinismo. A veces se me olvida ir a comprar el pan, otras apagar la alarma, a veces despertar. Quizá algún día me acuerde de por qué escribo, si siempre me han aconsejado que no deje que las voces manejen los estribos. Hoy no los encuentro, creo que los he perdido, por eso sigo.

No recuerdo por qué empecé este texto, no recuerdo cuándo empecé a escribir, cuándo me sumergí en este eviterno de flujo de emociones, de ideas, de canciones de sirenas.

Sólo dejo que fluya, recuerdo el canto de una nana, me olvido del tiempo que pasa desde que una herida duele, hasta que sana. La lluvia me repele, me hallo ahora en la cama, tumbado, pensando mientras me arrugo, me salen canas y, según algunos, maduro. 
La vida suele ser una vez Príncipe, seis veces Rana. No me asusta pensar, me asusta el no hacerlo, el no tener remedio, busco la calma...
...y sólo en la noche la encuentro dentro.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Amores que matan

Como un hilo corriente y sin importancia entre la multitud del gentío, anónima y única a la vez.
Como el tacto, muestra un exterior áspero, con una actitud férrea y solemne.
Dicen de ella que es muy seria, pero ella ha bailado para mí, moviéndose de manera pomposa al ritmo de los grillos nocturnos.
Siempre se portó muy bien conmigo, a pesar de haber sido tan egoísta con ella. Sólo la llamaba en mis días malos, y siempre estaba ahí, esperando en mi sótano. Era en esos momentos cuando mis manos temblorosas la buscaban, nerviosas e impacientes.
Era en esos momentos en los que no podía más cuando ella me animaba, alzando mi cuerpo y mi ánimo, llenando mis pulmones y alzando mi barbilla. Nunca me falló.
Solía quedar con ella a menudo. Una vez, estuve meses sin ir a visitarla, y estaba que se subía por las paredes, pero en el fondo sabía que me gustaba verla, a pesar de ser un amor insano.
Por mucho que me engañara a mí mismo, en el fondo sabía que quería conocerla más, pues cada vez que hablábamos yo acababa con un nudo en la garganta. Sabía que quería enrollarme con ella. Sabía que quería acariciar cada centímetro de su anciana piel. Ella me contaba cómo era el mundo en realidad. Ella me ofrecía el perdón divino. Ella me libraba de mis pesadillas, de mis miedos. Ella me hacía volar como nadie nunca lo había hecho. Me hacía sentir pleno. Me hacía sentir vivo... y muerto a la vez.
Te echo de menos. Siento haberte dejado allí colgada, mientras sujetabas por mi cuello mi cuerpo inerte.

sábado, 25 de octubre de 2014

Inservible

Tumbado a oscuras pienso más que sentado de día. Y a pesar de que no suelo pensar lo que escribo, estoy tumbado, mi única luz es la de la pantalla, y la noche gime porque hoy nadie le ha dedicado una melodía.  
No sirvo para ésto, me digo. Pero soy humano y puedo y quiero errar. Y por ello necesito plasmar todo lo que pueda, sacar de mí todo ese alboroto de ideas que revolotean por mi cabeza sin un destino fijo. Darles cobijo en el folio, en la pantalla, en tus labios susurrándolas.
No sirvo para ésto, me repito. Pero el poder lo tiene quien no debe y el derecho nadie. Por eso quiero permitirme el lujo de tener el derecho a creer que puedo hacerlo.
No sirvo para ésto, afirmo. Pero a pesar de ello me asfixia la idea de morir pensando que podría haberlo hecho, aunque no sé si compensa el saber que no pude después de intentarlo.
No sirvo para ésto, me grabo a fuego en la frente. Aunque si en la vida todo es contradicción, no debo ser menos, y puede que en el destino que detesto esté escrito, o el karma en el que no creo me obligue a hacerlo.
No sirvo para ésto, lo sé. Pero si no sé si ni siquiera existo, ¿por qué iba a saber algo?
No sirvo para ésto, está claro; así  que haré lo que esté en mi mano y en mi mente para demostrarlo.

martes, 26 de agosto de 2014

Seguro

Hoy he despertado en un lugar sucio y mugriento. Allá donde miro veo putrefacción. Yo sólo soy un componente más del cúmulo de basura que hay. El simple hecho de estar aquí es una actividad insana, pero aquí estoy. Las descuidadas paredes, llenas de rayones hechos por manos inseguras y temblorosas sosteniendo una tiza se me echan encima, amenazantes. La mezcla del olor a podredumbre, humedad y polvo son mi única compañía. No hay puerta, no hay ventana, no hay nada; sólo eso, basura y contaminación. Amanecí (intuyo que era de día) mareado y cansado, sin energía, sin ganas de tenerla. 
Estoy encerrado, para bien o para mal de los que están más allá de estas cuatro paredes. Pero ellos no saben nada. No saben por qué estoy aquí. Ni siquiera estoy seguro de si saben que estoy aquí. Pero cuando de verdad me necesiten, seguiré aquí, pues no tengo intención de irme. Nadie me espera, nadie me necesita, o al menos por ahora. Querrán que vuelva. Oh, sí, desde luego que lo querrán. Reclamarán mi ayuda. Soñarán con mi llegada como si de una utopía se tratase. Pero no dejaré que ocurra. No, ni hablar, bajo ningún concepto. No volveré a intentar ayudar a esos sucios insectos descabellados, que se usan entre ellos para consumo propio. No permitiré que esos estúpidos individualistas me cieguen una vez más para luego perforarme el cráneo con sus ideales. Estoy cansado de esos perturbados niños que juegan a ser adultos en un mundo donde se ríen de ellos con cada cartel publicitario que cuelgan. Las calles escuchan gemidos de prostitutas que venden su alma y sus venas por una raya de coca. Ellos son felices así. Son felices mientras nadie les apunte con una pistola. Son felices mientras nadie les diga "no". Son felices mientras todo vaya según lo previsto. Pero, cuando sea obligatorio llevar arma, no tengan derecho siquiera a preguntar y el caos inunde las ciudades, querrán lo que yo tengo ahora: estas cuatro paredes.












sábado, 24 de mayo de 2014

Otro Paso

Un paso. Otro paso.
Un paso más. Un desvío. 
Gesto serio. Ya no río.
Gente habla. Desconfío.


Desvarío. La locura.
Síncope. Alienación.
Futuro. Nada augura.
Libertad. Transformación.

Una piedra. Una caída. 
Agujero. Una herida. 
Brota sangre. Desplomado.
Adiós Mundo. Adiós Vida.

Otro intento. Un suspiro.
Nueva Idea. Nuevo sino.
Sin destino. Sin sueños.
Sin milagros. Sin camino.

Pensamiento. Existencia.
Alma mala. Indebida.
Suicida. Desvalida.
Descosida. Sostenida.

Y reacio. Sin pensar.

Mente buena. Otra herida.
Prevenida. Desmentida.
Merecida. Retorcida.

Imprevisto. Inframundo.
Rojo grita. Blanco ahuyenta.
No renta. Mano lenta.
Sudorienta. Sangrienta

Un coma, otro párrafo.

Otro punto. Un espacio.
Vaso lleno. Yo vacío.
Tiempo breve. Yo despacio.















jueves, 17 de abril de 2014

Fly

     La gente suele tener miedo a los monstruos que duermen bajo su cama; pero, si a algo hay que tenerle pánico en la vida, es a la mosca. La mosca puede hacernos sufrir como ella sólo sabe. Nos torturará en un insufrible camino hacia el suicidio. Jugará con nosotros y seremos sus títeres si ella quiere. 
     Depende de nosotros encontrarnos con una o no, la diferencia entre vivir y morir, entre matar y morir. Debemos vigilar cada sitio en el que estemos, cada esquina que crucemos, cada objeto que cojamos, cada arma que empuñemos. Pero, si algún día te encuentras con una mosca, huye. Da igual que no hubiera testigos, la mosca lo vio. Da igual lo fuerte que seas, la mosca vencerá. Da igual lo sano que estés, la mosca cavará tu tumba. No intentes, bajo ningún concepto, intentar matar a la mosca; pero, si por algún casual lo consigues, la mosca ya te habrá consumido lo suficiente; la camisa de fuerza no te dejará disfrutar de tu victoria, y bajo tu cama sólo hallarás más moscas. 



lunes, 3 de marzo de 2014

Querer es vivir.

Estuve sentado delante de este texto
y no valió para nada.
Las horas pasaron mientras pensaba,
y sin pensar en nada, nada pasó.

Quise llegar más lejos,
pero mis piernas pararon.
Quise tener éxito,
y mi fama quebró.

Quise poder,
y sólo pude querer.
Querer es mi camino,
y mi camino terminó.

Cambié de rumbo sin querer,
pero ya no pude volver.
Todo se tornó hacia el gris,
y el blanco no apareció.

Escuché un murmullo tras de mí,
pero no les hice caso.
Siguieron molestando,
y mi razón estalló.

Quise vivir,
pero la vida no se inmutó.
Quise morir,
y mi corazón no se movió.

sábado, 15 de febrero de 2014

Miénteme.

     Venga. Hazlo de una vez. Miénteme, sé que lo estás deseando. Dejaré que lo hagas. Una vez. Y otra. Y otra... . Dime que el cielo es rojo; que los pájaros no vuelan; que el agua es negra y que me quieres. Ríete de mí en mi cara y hazme sentir cómplice del poco original mundo que te has montado. Haz trabajar a tu intelecto desperdiciando las neuronas mientras ideas excusas tan simples y tontas como inverosímiles. Proyecta todos tus traumas y problemas de antaño en una frase que haga romper cualquier relación. Piensa que sales ganando. Piensa que eres invencible.  Piensa que será la última vez que mientes, que no volverá a pasar. Piensa que gracias a tus mentiras todo volverá a ser como antes. Piensa que duermes bien por las noches. Piensa que ahora viene lo bueno. Piensa que no son más que palabras el contaminado veneno que sueltas por esa boca que una vez quiso tener dueño. Piensa que tus mentiras ayudarán a algo o alguien, que son útiles al fin y al cabo. Piensa que no mientes; pero cuando todo acabe, el cielo seguirá siendo azul, los pájaros continuarán volando, el agua se mantendrá incolora y yo permaneceré esperando.


viernes, 31 de enero de 2014

Arrebato suicida.

Ese momentos en el que el alma duele. El instante en que las cicatrices se abren a la vez y rompes a llorar. Ese momento que vives intensamente mientras miles de miradas observan desde la penumbra, en la distancia, cómo tu garganta se desgarra produciendo gemidos de desesperación. Ese mismo segundo en el que te encuentras cayendo infinitamente en el infierno donde yacen tus errores. Ese minuto después donde tus ideales cambian por completo. Esa ocasión en la que tu propia mente te incita a destruir tu mundo. Esas horas lentas que eres, por ser algo, una bestia. Ese momento en que tus pies evitan tocar el suelo, tu cuello se sujeta a una cuerda por vértigo, tus manos sueñan con objetos punzantes y tus ojos admiran la obertura de la ventana. La tensión de tus venas marcadas en tu sensible piel. El relajante baño de lágrimas. El estrés del ahora y el agobio del después. La duda de quién eres en realidad. El trance por el que pasas con el objetivo de generalizar tu odio. Ese instante que determina tu siguiente destino y tu siguiente víctima. Ese momento en el que las estrellas te susurran. Pero, ¿qué más da? El cielo está muy lejos, ¿no?


miércoles, 22 de enero de 2014

Infarto.

Sí...está pasando. Está pasando otra vez... . Mis ojos paran de parpadear un buen rato. Sin darme cuenta, las manos, sudorosas, se mueven nerviosas y vibrantes. Enciendo la luz, pues el Sol que aparecía en mi ventana no alumbra lo que debiera, al menos desde mi punto de vista. El cielo y las nubes se me antojan oscuros. A pesar de la recién sumada luz de la bombilla de mi habitación, mis ojos siguen transmitiéndome esa cortina negra opaca allá por donde miro. Empiezo a moverme de manera inquieta mientras me estiro el cuello de la camisa hasta el punto de hacerle una visible obertura; no puedo respirar. Las bocanadas de aire que tomo son inútiles, noto como mis pulmones se asfixian. De repente no veo nada. Entonces lo veo todo. Ya no veo folios cayéndose al suelo, veo placas gigantescas y pesadas desestructurando casi imperceptiblemente las baldosas que piso, causando un estruendo en mis oídos. No siento el aire, siento como diminutas moléculas de sustancias que desconocía acometen contra mi cuerpo hasta filtrarse en mi piel. Veo como esos monstruosos gérmenes me abren los poros y se cuelan en mi organismo. Escucho a todas las personas del mundo gritar a la vez. La molestia que supone oír a todo ser vivo respirar como si estuvieran a mi lado. Huelo todos los perfumes de toda la gente que vive en mi edificio. Capto como una mota de polvo genera una intensa explosión al caer sobre el sofá de mi vecino. El aletear de una mosca a tres kilómetros me está agrietando el cráneo; sin embargo, intento gritar pero es en vano. Siento que la sangre se apelotona recorriendo mis delicados vasos sanguíneos cada vez más rápido.  Escucho el latido de mi corazón. Siento como se triplica de tamaño en menos de un segundo, para, seguidamente, volver a su estado natural. El mismo proceso se repite durante milésimas de segundo, cada vez más rápido. Lo escucho quejándose de hacer lo mismo todos estos años. Noto como mi cara se arruga cada vez más, a medida que pasan los segundos. El tic-tac del reloj de pared del salón me lo recuerda. Llevo haciéndome viejo desde que nací, y ahora lo veo todo. Soy capaz de percibir como el oxígeno, partícula a partícula, huye de mis pulmones, haciéndome el vacío. Noto una cascada de líquido rojo brotando de mis oídos. No escucho nada. La luz brilla al fin, abrazando mi cara e iluminando cada milímetro de mi piel, haciendo que mis ojos se emblanquezcan. No veo nada. De repente, mi cuerpo da una sacudida y caigo al suelo. No siento nada.


viernes, 17 de enero de 2014

Tan sencillo y tan complicado.

Descansar en la intemperie, abrazando el Sol. 
Escuchar tu murmullo leyendo mi corazón. 
Percibir la rojez de tu tez al descubrir
el final de una historia que no acaba, porque ya acabó. 
Esperar sentado a que llegue el pasado, pasar de todo.
Porque cada segundo que respiras queda marcado. 
Mirar embobado como las nubes mojan mis manos. 
Tan sencillo y tan complicado.

Subir al cielo para verme tan pequeño como una hormiga. 
El abrazo después del "digan lo que digan". 
Recostarme en mi propio regazo, 
pues esta habitación vacía aclama libertad en un estado presequía. 
Seguir los pasos que nadie nunca dio. 
Hacerlo y no recordar qué es lo que sucedió. 
Ser mundialmente famoso por y para alguien. 
Dejar de sentir y que los problemas pasen. 
Tumbarme en una hamaca  y saber 
que si estoy aquí es por mí y no por nadie. 
Que en el infierno me aclamen. 
Volar hasta el fin del mundo y sentirme protegido. 
Fingir arrepentimiento detrás de un intento de suicidio. 
Observar mi vida y sentirme aterrado, 
pasar del enfado y saber que la he cagado. 
Querer recorrer mil galaxias recostado. 
Tan sencillo y tan complicado.

Estudiar mis huellas como un desconocido. 
Bajar al centro de la Tierra en vacaciones. 
Aparecer en la cama sucio y medio poseído. 
Sufrir un atraco de celos entre mis pasiones.
No saber dónde estoy ni a quién saludo.
Esperar impaciente y atento al momento perfecto. 
Hablar conmigo mismo indeciso como un mudo. 
Perdonarme a mí mismo por si luego no lo siento. 
Jugar al billar con mis neuronas. 
Perfeccionar mi estilo de vida y ver como se distorsiona. 
Estornudar estos versos secos y punzantes. 
Pensar que dentro de unos años no se recordará al causante.
El riesgo que se corre al abrir la boca.
La megalomanía que me pega cuando soy yo el que se equivoca. 
Toser a escondidas para que no me juzguen. 
Decir lo que todos esperan para que se apeguen.
Leer los versos de un asesino con la luz apagada. 
Dejarte caer en el abismo y romper con lo pactado. 
Sentir el alivio del alma desahogada. 
Tan sencillo y tan complicado.

martes, 14 de enero de 2014

Estoy cansado.

Parece que el momento llega, pero me canso de mí mismo. Me concentro en la primera lágrima que cae ,y me canso de llorar. No me acostumbro a la monotonía que abarca la existencia.Y me canso de no cambiarlo.Y me cansa el intentarlo. Me cansa dormir y me cansa despertarme. Salir por ahí para ver lo que ya he visto. Me cansa cavilar sobre mi futuro de la misma manera que me cansa  recordar lo vivido. Lo vivido... me cansa haber vivido. Me cansa estar vivo para no morir y me cansa morir y saber si estoy muerto o no. Me cansa no poder hablar conmigo, aunque sólo sea para explicarme por qué, de una forma u otra, cambió todo. Me cansa no saber por qué dejasteis de hablarme, de responderme y de mirarme. Quizás estéis cansados, y no os culpo, aunque me cansa perdonar. Me cansa pensar que nunca dejaré de estar cansado. Me cansa pensar de qué manera dejaré de estarlo. 
Me cansa pensar... 

Bread 2