viernes, 9 de enero de 2015

Sólo escribo solo.

     Sólo escribo solo. Solamente por ahogarme al desahogarme. Sufro de inquietudes, de fobias que son miedos inquietantes. 
     Una vez más vine a exponerme, mientras me escondo entre las arrugas de las sábanas y las contradicciones que acarrea respirar y escribir. 
     Hoy el dolor de cabeza me ha acompañado durante todo el día, pero al acostarme no he pensado en calmarlo, sino en contarlo, aquí, a ti, a nadie. Soy esclavo porque uso mi libertad para hacer lo que hago, en vez de hacer otra cosa. Uso mi tiempo de vida para decir cosas inútiles, aquí, a ti, a nadie. 
     Porque nadie me lee, simplemente se lee, se entiende, se habla, se piensa, se reflexiona, se actúa, se olvida... y se muere. Se acaba. Porque aunque ésto se pierda en el tiempo y espacio, mientras lo lees, eres mío, eres un súbdito de un loco que en vez de afrontar su realidad se divierte mientras ingenuos como tú le buscan la lógica a lo que digo. No entiendas mal, me gusta la compañía... pero sólo escribo solo.


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