Mi historia comenzó cuando acabó la de tu especie. ¡Oh, sí! Ingenuos y desdichados humanos. Seres capaces de hacer locuras por ambiciones, por sueños, por amor. Seres capaces de destruir su propio mundo para imaginarse otro. Seres que se imaginan un mundo distinto en el que están. Humanos, una palabra que simplifica años de agonía, guerras y maldad. Odio insano, inconformismo y estupidez. Aunque, todo sea dicho, me fascinan esas personas que luchan por vivir felices. Y, ¡oh, Dios!, ¡cómo luchan! Se levantan cada día para hacer lo que han hecho la mayoría de su existencia, tristes y cansados, pero escondiendo una indescriptible satisfacción, que viene dada por las ganas de volver a ver a sus seres queridos. YO LO VI TODO. Mi sed de curiosidad era insaciable. Quería saber que movía al ser humano. Quería conocer cada detalle de la historia de cada individuo. Pasaron días en los que no podía parar de mirar vuestro mundo. Lo observaba, incansable, esperando que vuestra especie se diera cuenta de todos los errores que cometía. Pasaron meses, años, siglos, y la cosa empeoraba. No podía creer lo que veían mis relucientes ojos. Gente que os gobernaba, que os mentían. Pero vosotros, aunque lo sabíais, ¡NO HACÍAIS NADA POR CAMBIARLO! No estaba satisfecha con verlo desde, ya sabes, allá arriba. Como ángel que soy, estaba dispuesta a jugarme la aureola para salvar a otras especies; concepto que los humanos no entienden muy bien, por cierto. Pero bueno, sigamos. Me frustré ante la ausencia de algún milagro en vuestras pequeñas mentes, y decidí ser ese "milagro". Viajé a vuestro mundo. Quería haceros pensar. Quería cambiar vuestro modo de entender las cosas. Estabais desaprovechando un sin fin de posibilidades en vuestras vidas. Lo intenté, te juro que lo intenté. Pero todo se complicó. Para entrar en vuestra sociedad tuve que pasar por todo lo que pasáis vosotros. Nací, tuve que aprender de vuestra cultura, crecer con unos padres que me inculcaban unas enseñanzas importantes para ellos, falsas para mí, etc. Me adapté, desde mi punto de vista, muy bien...demasiado bien. Me visteis como uno de los vuestros, y me tratasteis como uno de los vuestros. Entonces, cuando me quise dar cuenta, había caído en vuestras redes. Vine a ayudar y sólo serví para sumarme a los incompetentes. Me enterrasteis, y la culpa es mía por dejarme. Me encerrasteis en una sala oscura en la que no veía nada y no podía razonar. Allí dentro sólo moría, y me dejaba matar. Quería llorar, quería morir, pero no podía, pues era un ángel. Mi instinto de supervivencia encontró una salida, pero cuando pude ver en la oscuridad, esa salida estaba en el techo, y vosotros me cortasteis las alas. Ahora estoy aquí encerrada de por vida, sin poder ayudar a la humanidad ni a mí misma. Esta es mi historia. Aquí se acaba todo.
Sin cariño,
Sin cariño,
Esperanza.
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