Venga. Hazlo de una vez. Miénteme, sé que lo estás deseando. Dejaré que lo hagas. Una vez. Y otra. Y otra... . Dime que el cielo es rojo; que los pájaros no vuelan; que el agua es negra y que me quieres. Ríete de mí en mi cara y hazme sentir cómplice del poco original mundo que te has montado. Haz trabajar a tu intelecto desperdiciando las neuronas mientras ideas excusas tan simples y tontas como inverosímiles. Proyecta todos tus traumas y problemas de antaño en una frase que haga romper cualquier relación. Piensa que sales ganando. Piensa que eres invencible. Piensa que será la última vez que mientes, que no volverá a pasar. Piensa que gracias a tus mentiras todo volverá a ser como antes. Piensa que duermes bien por las noches. Piensa que ahora viene lo bueno. Piensa que no son más que palabras el contaminado veneno que sueltas por esa boca que una vez quiso tener dueño. Piensa que tus mentiras ayudarán a algo o alguien, que son útiles al fin y al cabo. Piensa que no mientes; pero cuando todo acabe, el cielo seguirá siendo azul, los pájaros continuarán volando, el agua se mantendrá incolora y yo permaneceré esperando.